Denominamos "Techo de cristal" a la limitación de las mujeres a un posible ascenso laboral, en las organizaciones. Se trata de un techo muy difícil de traspasar que limita sus carreras profesionales. La invisibilidad (cristal) es porque no existen leyes oficiales explícitas que impongan una limitación a la carrera profesional de las mujeres.
El principal factor que diferencia entre las carreras de mujeres y varones es la maternidad; ya que natural y socialmente se asocia a la mujer con los cuidados primarios de los niños. Además de esta cuestión, está la asimetría de las licencias de maternidad y paternidad que deja a las madres fuera de la competencia laboral.
Existe un prejuicio que las mujeres no llegan a posiciones de alto nivel por no tener la suficiente educación, capacidad, o experiencia necesaria. En la Argentina las mujeres son el 40% de los trabajadores, en promedio tienen un año más de educación que los varones y son el 60% de las estudiantes y graduadas universitarias. Con estos datos se rompió el prejuicio.
En el sector público el techo de cristal es mucho más difícil de romper. Las ministras que existen el mundo se dedican a cuestiones sociales, familia, mujer, infancia, educación y cultura, y no acceden a ministerios como defensa, economía, transporte o comunicaciones. Según la ONU, en el año 2017 solo el 18,3% de las mujeres ocupan puestos ministeriales, cifra que se estancó ya que es similar los resultados del año 2015 y 2016.
En Argentina existe la ley de Cupo Femenino desde el año 1991 (L.24.012) la que establece que las listas de candidatos a los cargos legislativos deberán tener mujeres en un mínimo del 30%. Gracias a la ley se logró un aumento significativo de mujeres en el Congreso. Luego de las elecciones del año 2015, en la cámara de diputados se alcanzó un 34%, y en la de senadores un 40%.
A pesar de los avances alcanzados, el techo de cristal se mantiene firme, limitando la carrera de las mujeres en su camino hacia niveles jerárquicos políticos y empresariales.
Los derechos conquistados que invitan a las mujeres a la participación política todavía chocan con las estructuras sociales que impiden que accedan en igualdad de condiciones a la cima del poder. Por esto último, todos somos responsables de cambiar la realidad laboral de las mujeres.
Bibliografía:
ONU, Organización de Naciones Unidas.
Women´s Democracy Network, V.S. Piseghelli.
Periódico, BAE.
El principal factor que diferencia entre las carreras de mujeres y varones es la maternidad; ya que natural y socialmente se asocia a la mujer con los cuidados primarios de los niños. Además de esta cuestión, está la asimetría de las licencias de maternidad y paternidad que deja a las madres fuera de la competencia laboral.
Existe un prejuicio que las mujeres no llegan a posiciones de alto nivel por no tener la suficiente educación, capacidad, o experiencia necesaria. En la Argentina las mujeres son el 40% de los trabajadores, en promedio tienen un año más de educación que los varones y son el 60% de las estudiantes y graduadas universitarias. Con estos datos se rompió el prejuicio.
En el sector público el techo de cristal es mucho más difícil de romper. Las ministras que existen el mundo se dedican a cuestiones sociales, familia, mujer, infancia, educación y cultura, y no acceden a ministerios como defensa, economía, transporte o comunicaciones. Según la ONU, en el año 2017 solo el 18,3% de las mujeres ocupan puestos ministeriales, cifra que se estancó ya que es similar los resultados del año 2015 y 2016.
En Argentina existe la ley de Cupo Femenino desde el año 1991 (L.24.012) la que establece que las listas de candidatos a los cargos legislativos deberán tener mujeres en un mínimo del 30%. Gracias a la ley se logró un aumento significativo de mujeres en el Congreso. Luego de las elecciones del año 2015, en la cámara de diputados se alcanzó un 34%, y en la de senadores un 40%.
A pesar de los avances alcanzados, el techo de cristal se mantiene firme, limitando la carrera de las mujeres en su camino hacia niveles jerárquicos políticos y empresariales.
Los derechos conquistados que invitan a las mujeres a la participación política todavía chocan con las estructuras sociales que impiden que accedan en igualdad de condiciones a la cima del poder. Por esto último, todos somos responsables de cambiar la realidad laboral de las mujeres.
Bibliografía:
ONU, Organización de Naciones Unidas.
Women´s Democracy Network, V.S. Piseghelli.
Periódico, BAE.
Comentarios
Publicar un comentario